Los últimos años han aparecido en cartel varias obras que tienen como protagonista al grupo y la revisión de sus condiciones de producción. Con admirable destreza y honestidad esta obra realiza el desafío de contener la descomposición del teatro en sus diversos elementos -el director, la obra, los actores y el amor-, aún corriendo el riesgo de fracasar ella misma debido a su propia desintegración. Como un niño cuando sacrifica el juguete y destripa su autito en busca de un juego más profundo, en este caso el teatro, el desarme de Ajaka es maravilloso porque en el desesperado intento por repararlo, tenemos ocasión de ver cómo funciona el mecanismo entero de la máquina teatral. El tragicómico drama es el de un director que abusa de la primera persona y un sinfín de estrategias más para dar sentido a un colectivo de actores con tendencia a disgregarse. Estas circunstancias dan cita al fantasma de Barletta, fundador del teatro independiente, quien es invitado a observar los ensayos de una obra que todavía están buscando. Es cierto que en toda descomposición afloran fisuras y viejos rencores. Pero, como sucede en muchas parejas, tentar a la escena de la separación puede ser también el modo de llegar a una nueva declaración de amor. Y mostrar otra vez al mundo, algo inexplicable del teatro y de la vida misma: cómo logra el amor reunir las diferencias más inconciliables. |
Colección Obras
2014 66 páginas
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